miércoles, 26 de octubre de 2011

Tenida fúnebre

"Diez sefirot de la Nada.
Su fin está contenido en su principio
y su principio en su fin,
como la brasa está unida al carbón.
Porque el Creador es uno
y no tiene segundo...
Antes del uno ¿qué vas tú a contar?"
(Sefer Yetsira)

"Cuando el cielo sea hendido,
cuando los astros sean dispersados,
cuando los mares desborden sus límtes
y cuando las tumbas sean vueltas del revés,
cada ser humano sabrá lo que ha enviado por delante
y lo que omitió"
(Qurân 82,1)

"Χριστὸς ἐν ὑμῖν ἡ ἐλπὶς τῆς δόξης"
(Colonenses 1, 27)


El hombre ni quiere morir ni quiere nacer. Quiere quedarse como está. Es un ser conservador. Y ese es el origen de su infelicidad y de su desgracia. A lo largo de la tormentosa historia de nuestra especie (que yo no llamaría propiamente humanidad) sólo unos pocos especímenes se han atrevido a tomarse en serio la triple cuestión de quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, decidiendo tomar cartas en el asunto y (estableciendo claramente sus prioridades) poniendo la vida ello. Estos (ahora sí) hombres y mujeres íntegrales se han atrevido a mirar a la muerte como maestra para vencerla y encontrar (con mayúscula) la Vida, dejando su huella (aunque no siempre –de hecho, casi nunca- testimonio escrito) para todos aquellos que llamados por semejante ímpetu, decidieran un buen día también clarificar sus prioridades y seguir sus pasos. Y el resto, pues eso, el resto a vivir (con minúscula) que son cuatro días y eso de "polvus etis et polvus reverterius", y no –como se bromea erroneamente- santas pascuas: la Pascua Santa para quién la trabaja-merece, que ese y no otro es el sentido del término árabe yihad.

Emplear la vida para vencer a la muerte y lograr Vivir. La lista de afortunados que han aprobado esta dura oposición es ámplia y encontramos un gran número de buenos ejemplos de hombres y mujeres que lograron la hazaña prodigiosa en prácticamente todas las formas tradicionales que pueblan nuestro espacio cultural y espiritual. De hecho, dichas formas tradicionales tienen su origen normalmente en una suerte de trasposición trapacera, distorsionada y casi nunca bien intencionada de su ejemplo. Por suerte -y de un modo un tanto misterioso- la técnica para alcanzar tal objetivo sigue intacta, esto es, a salvo de trapaceros malintencionados, que son los que ahora abundan por doquier y de un modo extraordinario, sacándole todo el juguillo que puedan a los supuestamente “vivos” hasta que la muerte lo permita, e incluso (por sorprendente que les parezca a algunos) hasta después. Insaciable es la gente desalmada.

Hace aproximadamente un año que dí comienzo a estas pretenciosas reflexiones de una manera un tanto brusca e incluso un poco precipitada, pues pensaba que mi hora estaba ya próxima y no me iba a dar tiempo a dejar ninguna constancia de mi experiencia. Gracias a Dios y a mi equipo de cirujanos, he podido cerrar el ciclo y completar mi obra. Entre imagenes y palabras, todo está ahí. Mientras Internet siga en pie, al alcance de quien domine el castellano y tenga Internet a su alcance. Cuando Internet “lo cierren”, en manos de aquellos avispados que conserven estos trabajos y los lean y re-lean sin pre-juicios. Yo ya he cumplido. Me retiro a mis aposentos a descansar. Ahí queda el testimonio para todo aquel que lo quiera (o sepa) aprovechar. Creedme, ha sido un verdadero placer. Mi gratitud a los inconstantes, a los traidores y los que supieron permanecer fieles hasta el final. Felíz encuentro con todos los Santos. Y bueno. Hasta siempre, si Dios quiere, claro. Sobran las palabras. Las mías, no las de Rumi:

"Oh día, despierta!
Los átomos bailan.
Todo el universo baila gracias a ellos.
Las almas bailan poseídas por el éxtasis.
Te susurraré al oído
adonde les arrastra esta danza.
Todos los átomos en el aire y en el desierto,
parecen poseidos.
Cada átomo, feliz o triste,
está encantado por el sol.
No hay nada más que decir.
Nada más".




1 comentario:

  1. Todo Principio tiene -Su- Fin, al igual que Todo Fin …tiene Su Principio.
    ¡Que Su Paz sea en tí!
    Aks.

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